10 julio 2014

DISLÉXICAS, NIGERIANOS Y CALAS VÍRGENES


Antes de que el sofocón me juegue una mala pasada y me provoque un desorden al nivel Beatriz Montañez (ella lo denomina dislexia), recojo el chiringuito y cuelgo el cartel de cerrado, no por derribo, pero sí por vacaciones. Dejo la crónica veraniega en buenas manos y con la nueva Reina colocada. Letizia, ya Reina Letizia, ha estrenado título con buen pie y ha pasado de torcer el morro cada dos por tres para regodeo de los Peñafieles, a empinar la ceja y desfilar por el mapamundi cual Gracia de Mónaco del futuro. La consorte vuelve a sonreír, le dedica golpes de melena a los de la barriada de enfrente y prepara vacaciones ejemplarizantes en las calas más vírgenes de Almería. ¿Se dejará ver Reina Felicidad (“¡Suena bien!”, dice ella) en bikini y cangrejeras? Si finalmente nos quedamos con las ganas, siempre nos quedará el posado-robado de Raquel Mosquera con el nigeriano de turno. La que un día fue peluquera de cabecera del Hotel Ritz y terminó mutando en madrastra de Rociíto, ha vuelto a las andadas y financia los rulos encaramada a un mozo que regenta discotecas en Móstoles. Un montajillo de cuarta al estilo Tamara Falcó-Enrique Solís pero con más estampados y menos agua bendita. Los dos polluelos aprovechan el tirón de quien se empeña en relacionarlos y juegan al clásico “Por ahora somos amigos, pero nunca se sabe”. Un amor que, por razones obvias, nunca llegará (…). O sí. Ahí están Fran Rivera y Lourdes Montes, que en lugar de divorciarse y darnos el gusto a los maléficos de la pluma, repiten boda en cuestión de días y nos dan la turra hablando de los preparativos, enseñando su alcoba en las revistas y dando lecciones de matrimonio convencional; ésos en los que la mujer cocina y el hombre se espatarra en el sofá. Ea, ya me han estropeado el artículo. Si es que me sale más a cuenta hablar de Chabelita. Recordádmelo a la vuelta. Achuchones y emoticonos.