29 enero 2016

A FALTA DE KARDASHIAN, BUENAS SON CAMPOS


“Al lugar donde has sido feliz, no debieras de tratar de volver…”. Con permiso de Sabina, regreso a Madrid y recorro Fuencarral de arriba abajo, de abajo arriba, como si no hubiera un mañana. La noche anterior tuve el gusto de disfrutar en directo de Pablo López y, oye, no hay mejor bálsamo para enfrentarse a la jungla que los gloriosos acordes del triunfito que más ídem ha cosechado en los últimos tiempos piano a cuestas. Me reúno en el lugar de siempre y con la misma gente, o viceversa, (esto creo que lo cantaba Maná, corríjanme si se me va). Mi estimado E. es el siguiente en abandonar la ciudad para hacerse las Américas, y consigue que todo su séquito, servidor incluido, brinde por las noches gloriosas del pasado y por todas las que vendrán, aquí y allí, eso es lo de menos, pero con oportunidades como ésta para arrasar la Gran Vía sin perder el tupé. Lo echaremos de menos. Tanto, que al día siguiente repetimos jarana y nos ponemos al día de la apasionante vida de S.C., la mujer con más capacidad para reinventarse que he conocido nunca, y a la que más maromos por minuto le piden el número de teléfono. Cuestión de suerte, rasgos exóticos o personalidad apabullante, quién sabe. El tema es que S.C. anda tramando nuevas salidas en esto del trabajo y en aquello del amor. Lo mismo se embarca en una empresa con ella misma a la cabeza, que ronea con un italiano de metro noventa. Entre tanto, cenamos en Amargo, en plena calle Pez, un garito con uno de los mejores baños de la capital. Tanto es así, que a uno le apetece cogerse un par de mudas y pasar el fin de semana levitando a pie de retrete. Aprovecho la escapada para degustar un menú soberbio en Calle 30 con D. enfrente. D. arrastra los estragos del dentista, pero hace de tripas corazón y engulle como si no fuese con ella el tema. Hablamos de entresijos familiares, de su próximo viaje a Vietnam y de las heridas del alma. Me pasaría horas hablando con D. por el simple hecho de algo tan sencillo como que es capaz de transmitirme paz. Con el rollo zen y los sentimientos a flor de piel, remato la faena en el Infanta Isabel para disfrutar de “El amor está en el aire”, la obra que devuelve a Bibiana Fernández a las tablas. Dirigida por Félix Sabroso y mano a mano con Manuel Bandera, ambos dan un paseo por las distintas fases de una relación de pareja, desde las mariposas del principio al esputo del final; todo bajo el hilo conductor de canciones populares (“Que muera el amor”, “Se acabó”, “Ella”, “Lo echamos a suertes”…). Terminada la función, le confieso a C. que me gustaría atrasar dos horas el reloj y que el telón volviese a abrirse ante nosotros. Con la música a otra parte y poniéndome frívolo, no puedo dejar de analizar la llegada triunfal de Kendall Jenner al fiestón organizado por Mango en plena ciudad condal. La criatura más lacia de la saga hizo honor a su apellido y aterrizó en el photocall tarde, con el morro torcido y pocas ganas de hablar de culos imposibles, reasignaciones de sexo pasados los sesenta y excentricidades familiares varias. A falta de una buena Kardashian, buena es una Borrego-Campos, o Campos a secas. El clan de las tetelus prepara programa al estilo Kardashian, con reminiscencias al show de Bertín Osborne. Sí, señores, Teresa compartirá con todo hijo de vecino su vida más costumbrista, paseará en pantuflas por su palacete delante de las cámaras y se tomará el té de las cinco y el vinito de las nueve con sus polluelas y secundarias aledañas a la familia, véanse Nurita de Tapias, Rociíto o la gran cómica Natalia Figueroa (…). Un jiji y un jaja sin precedentes, vamos. Mientras tanto, disfruten de su tiempo más feliz bajo el mostachillo de Arrocet. 

15 enero 2016

DEL BEBÉ DEL HEMICICLO AL FESTIVAL DE LOS MATAMOROS

Despedimos el año con los estilistas telecinqueros en cueros, y a mediados de enero ya hemos dado la campanada con el bebé del hemiciclo. La primera criatura que pisa el Congreso (con permiso de Errejón), y que tan pronto cuelga de la teta materna como de las greñas de Pablo Iglesias. Un hito en la historia de este país que sirve para establecer un nuevo debate en los mercadillos de los pueblos, dar pisto a los informativos y tregua a un gobierno que no termina de cuajar ni con unos ni con otros. En tierra de nadie, y con un Rajoy posguantazo como presidente en funciones, hay sagas familiares que han comenzado la temporada haciéndose el agosto bajo la etiqueta de vip. En muchos casos, perfectos desconocidos para cualquier telespectador raso, pero savia nueva para el faranduleo televisivo. En la choza de Guadalix pernoctan desde hace semanas personajes tan dispares como Rosa Benito (¡te arrastro!), Carlos Lozano (en busca de su operación triunfo), una parienta lejana de Camilo José Cela con ramalazo de pija y el pequeño Nicolás (llamadme Fran). A falta de personajes potentes al estilo Esteban, la cadena estira el festival de los Matamoros a golpe de hermanos, hermanastros, madrastras maquiavélicas y mujeres despechadas en la sombra. El cachorro de Makoke y la segunda hija de Kiko Matamoros ejercen de dignos herederos en el show business respectivamente. Él con pocas facultades para el show y las piernas muy largas, y ella con las espadas en alto y la rubia del Telecupón entre ceja y ceja. Con unos dentro y otros fuera, los elementos nuevos de la historia se van sucediendo y las televisiones se dejan los restos por sacar a la palestra a la gran desconocida, Marian Flores. Hermana mayor de Mar, desterrada del panorama social desde años ha y protagonista indirecta de uno de los culebrones más sórdidos de los últimos tiempos. Un asunto que ha conseguido desviar de alguna manera la atención del contencioso Esteban-Sanchís, un lío de traiciones y cachés perdidos que ha dinamitado la fulgurante carrera del representante y ha elevado a la máxima potencia la popularidad de la princesa, fuerte como nunca y con las extensiones a punto para defenderse en los juzgados y compartirlo en directo con su pueblo. Un banquillo en el que ya ha posado el trasero la infanta Cristina, primer miembro de Casa Real en hacer el paseíllo de los acusados y con pocas trazas de ser declarada culpable. Con un poco de suerte, será Urdangarín el que duerma a la sombra por un tiempo, como hiciera Pantoja, que ya entra y sale de Alcalá de Guadaíra como Pedro por su casa, con permisos cada dos por tres y todo su patrimonio inmobiliario en venta a precio de saldo. La tonadillera está dispuesta a liquidar deudas y empezar de cero; con toda probabilidad, lejos de Cantora y a ritmo de ranchera. Para terminar este desaguisado tan poco alentador, he de confesar que mis propósitos para este 2016 pasan por retomar la lectura, dosificar los vicios y dejarme ver de vez en cuando por la cinta de correr. Una declaración de intenciones similar a la que entona Terelu, con el ego en todo el moño y subida en los tacones que firma su mismísima madre. Que tiemble Carrie Bradshaw, que llega la Campos dispuesta a arrasar las fábricas de Elda. Con Dios, queridos.